Es imposible no caer en estados de reflexión y melancolía con una tarde como esta. El frío congela el lugar, junto a una soledad involuntaria que se alargo mas de lo presupuestado.
Al mirar por la ventana solo se ven nubes tiñéndose de rojizo durante un tenue atardecer. Embajadoras de la anunciada tempestad, tempestad que se interpuso horas antes entre mi mayor tesoro y yo. Condenado a unas a frazadas tibias y un control remoto, solo puedo añorar estar junto a Uds. Teniendo todo el tiempo para reconstruir cada momento hermoso vivido, cada risa, cada juego…incluso cada llanto. un puzzle compuesto por sueños y recuerdos de los que somos los arquitectos.
Familia.
Te amo.
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